Techos del Renacimiento


   El Escorial es un edificio de la época; vamos a visitar virtualmente su Biblioteca. Felipe II quería un edificio de forma simple, severo  y noble aunque sin ostentación. Asimismo se pretendía que el mismo fuera una fortaleza contra la incredulidad y un lugar de conservación y culto de la fe cristiana, según  las directrices del concilio de Trento, que bajo Felipe II fueron ley nacional. Esa sobriedad se aprecia si se compara con edificios regios de otros países que vienen a continuación.



Biblioteca de San Lorenzo del Escorial.



(Fuente: El Gran Arte. Arquitectura. Renacimiento I. Salvat, 1.987.)



El edificio que veremos ahora fue construido por Willem Eckel entre 1.569 y 1.571 albergó la colección de obras de arte del Duque de Baviera. El techo consiste en una bóveda de cañón algo rebajada en la que se han abierto lunetos, esas pequeñas bóvedas perpendiculares que se llegan hasta la pared y que dan ocasión a nuevas decoraciones de menor tamaño. Ello permitió unos pilares cuadrados cortos que hacía más amable el entorno, permitiendo colocar numerosos bustos, parte de la colección, en sus nichos y huecos así creados. Se aunaban así un amplio espacio con una sensación de intimidad, similar a la que se siente cuando uno entra en un cripto-pórtico romano, lugar que tiene que ver con el espacio en cuestión, en que parece que el techo se le va a venir abajo. Ya hemos hablado de los grutescos, porque las antiguas casas romanas en Italia habían quedado reducidas a ruinas y eran más grutas que palacios. Eckel decoró con figuras similares los lunetos. No así la bóveda de cañón, con pinturas más típicas del Renacimiento.



Residencia de Munich (Anticuario). Munich, Alemania.



(Fuente: El Gran Arte. Arquitectura. Renacimiento III. Salvat, 1.987.)



El Palacio de Fontainebleau fue iniciado en 1.528, aunque las obras se prolongaron hasta pasado el 1.700. Ello influyó en lo variopinto de los estilos allá representados, aunque el conjunto no deja de tener la grandiosidad que se le quiso dar. El monarca que lo inició fue Francisco I, el mismo que se traería a Leonardo da Vinci de Italia al final de sus días. Leonardo moriría en Amboise, una residencia real del monarca contratante. La galería que veremos se construyó entre 1.533 y 1.540 y fue diseñada por Giovanni Battista Rosso. El problema principal en su diseño era lo estrecho del lugar en comparación con la longitud. Rosso salió del apuro con esas esculturas salientes cercanas la trecho, con las que atraía la vista hacia la zona visitada y evitaba que la mirada se centrara en el fondo. Unos paneles con temas variados contribuía asimismo a fijar al visitante al sitio que pisaba y su entorno.



Palacio de Fontainebleau. Galería de Francisco I. Francia.



(Fuente: El Gran Arte. Arquitectura. Renacimiento III. Salvat, 1.987.)



La decoración de la capilla que viene a continuación es sobria en las paredes y más elaborada en el artesonado del techo. Para decorar las paredes se eligieron mármoles de vistoso colorido y frisos que reproducían decoraciones imperiales romanas en forma de bajorrelieves. La bóveda de medio cañón y el extremo de la capilla se toman del Románico, lo que contribuye a la sobriedad del conjunto. Nótese la originalidad de los artesonados, donde sonrientes angelotes, los putti, observan al visitante.



Palacio Ducal de Urbino (capilla del Perdón). Urbino, Italia.



(Fuente: El Gran Arte. Arquitectura. Renacimiento III. Salvat, 1.987.)



La capilla del Palacio Medici, en Florencia, fue obra de Michelozzo, quien dio al pequeño espacio de que disponía para la capilla un aire más bien sobrio. Sin embargo, los frescos de BenozzoGozzoli, muy recargados, comprometieron la idea inicial de Michelozzo. Éste era especialista en artesonados, imitando los artesonados que entonces se podían ver en las ruinas de palacios todavía en pié en la ciudad de Roma y otras. Asimismo el suelo, decorados con ricos y elaborados mosaicos al estilo imperial romano daba suntuosidad al espacio sacro de la capilla.



Palacio Medici (capilla). Florencia.



(Fuente: El Gran Arte. Arquitectura. Renacimiento I. Salvat, 1.987.)



Y, hablando de pompa y ceremonia, finalizamos nuestro recorrido en el palacio de Versalles. Cierto que con ello nos salimos del Renacimiento pues Versalles fue mandado edificar por Luis XIV(1.638-1.715), el llamado Rey Sol. Pero en este salón podemos ver la bóveda de medio cañón decorada por franjas y los nichos en las paredes, amén de las abundantes molduras doradas que harán furor en el Barroco, que abarcó los siglos XVI, XVII y XVII y que es lo que viene a continuación.

Palacio de Versalles, salón de baile.


(Fuente: El Gran Arte. Arquitectura. Renacimiento III. Salvat, 1.987.)



Gran salon dorado